viernes, 21 de diciembre de 2007

Uzumakiiiiiiii...

Ahora toca una de cómics, más concretamente manga. Que conste que no sólo no soy un experto, sino que este es el único manga completo que he leído en mi vida. Su título es "Uzumaki", que significa "espiral", y lo cierto es que no es muy conocido por estos lares a pesar de tener ya unos cuantos añitos. Su autor se llama Junji Ito, y en cuanto llevemos unas pocas páginas leídas nos daremos cuenta de que este hombre es un depravado, un desviado mental que se dedica a dibujar sólo para intentar exorcizarse a si mismo, y que tiene una imaginación que da muchísimo mal rollo. El manga en cuestión pertenecería al género del terror, recordando un poco a Lovecraft pero con más dosis de elementos obsesivos, grotescos y perturbadores. El argumento puede parecer un poco absurdo si se ve desde fuera, básicamente se trata de un pequeño pueblo japonés en el que la gente empieza a obsesionarse con las espirales hasta límites enfermizos y autodestructivos. Precisamente es lo absurdo y lo simple de la premisa el principal aliciente de la obra. El manga se desarrolla en unas cuantas historias que funcionan más o menos de forma independiente, unidas únicamente por su protagonista (una adolescente un poco inocente) y por la omnipresencia continua de las espirales. Lo destacable de este manga es que sigue sus propias reglas. ¿Qué quiere decir esto? En el género del terror hay una serie de reglas no escritas tras las cuales el lector puede refugiarse, como por ejemplo que el protagonista lo pasará mal pero generalmente acabará salvándose, que con figuras infantiles no se traspasarán ciertas barreras, o que se respetarán ciertos tabúes sexuales. El autor de Uzumaki se pasa todo esto por el arco de triunfo. En Uzumaki podemos encontrar menores de edad del mismo sexo que tienen relaciones sexuales al tiempo que se van transformando en criaturas horribles, o bebés con los que el autor hace auténticas salvajadas, como abrir a sus madres para volverlos a meter dentro y coserlos. Pero no es gore por gore, ni violencia por violencia, eso es lo "interesante", que el autor recrea un mundo en el que sólo él marca sus reglas, y en el que estas situaciones contribuyen al in crescendo obsesivo de toda la obra, estructurado en forma de espiral, en la que la protagonista, junto con todo el pueblo, se va condenando cada vez más.

Es una historia muy interesante, y yo os la recomiendo encarecidamente, pero eso sí, tiene momentos delicados para algunos estómagos sensibles. Desde que llegó este manga a mis manos tengo arcadas cada vez que veo un plato de caracoles, si lo leéis entenderéis por qué. El que avisa no es traidor.

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